Virgilio
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Capítulo 1
-¿Estás seguro de esto?- Preguntó Virgilio a Mike mientras intentaba trepar al árbol.
-¿Quieres ver a Reina o no?- Repuso Mike desde la base del árbol. -Entonces apúrate, o no habrá luz para que la veas.-
Virgilio subió hasta una rama al nivel del segundo piso, se afianzó y sacó los largavistas de Mike. Aquel árbol era excelente para escalar, aunque algo tétrico en su forma y figura, como todo en el jardín de la bruja. Virgilio miró hacia la casa en cuyo jardín se encontraba el árbol, era una vieja mansión donde se decía habitaba una bruja, la casa definitivamente apoyaba esta hipótesis: antigua y descuidada, con un jardín en el que sólo crecían plantas torcidas, como aquel árbol.
Sin embargo en la casa frente a aquella vivía Reina, una muchacha un año mayor que Virgilio y de quien él había estado enamorado nada más verla.
-Quisieras apurarte, yo también quiero echar una ojeada.- Le gritó Mike desde abajo.
Virgilio miró a través de los binoculares y enfocó la ventana del segundo piso de la casa de junto. Estaba abierta y pudo ver el cuarto de Reina, si bien no parecía haber nadie.
Mike había tenido la idea de espiar a Reina cuando notó que ella era todo lo que Virgilio hablaba últimamente. Mike lo había hecho un par de veces con sus vecinas y sabía lo erótico que era mirar a una chica mientras se desvestía sin saber que la observaban.
Justo entonces las luces del cuarto se encendieron y entró Reina. Virgilio aguantó la respiración sin proponérselo, y unas ansias de bajar de ahí y esconderse lo asaltaron, sin embargo estaba maravillado observando a aquella chica.
Reina se paró de espaldas a la ventana y procedió a quitarse la blusa, Virgilio hubo de acomodarse en la rama cuando vio los tirantes del brassier de Reina.
-¿Y bien, qué está pasando?- Urgió Mike desde abajo al ver la atención que su amigo prestaba.
Virgilio no se dignó contestar. Reina había volteado hacia la ventana y Virgilio pudo ver por un par se segundos el brassier de ésta, además de ser una vista celestial, no pensaba permitir que su amigo la compartiera. Reina se dio la vuelta y comenzó a desabrocharse el brassier. Aquello era mucho más de lo que Virgilio había esperado, no se atrevía a mover un solo músculo ni a escuchar nada de lo que Mike le gritaba desde abajo.
Eso hasta que escuchó otra voz, que no era la de Mike, en la base del árbol. Bajó la mirada y alcanzó a ver a Mike corriendo calle abajo, luego vió que en la base del árbol una mujer que golpeaba el tronco con un bastón. -Y bien jovencito, ¿qué esperas para bajar de ahí?-
Virgilio tragó saliva, sin saber qué hacer. La erección que había tenido hasta hacía un momento había desaparecido por completo, junto con toda intención de seguir mirando a Reina.
-¡Baja de una buena vez!- Insistió la mujer. -Y no trates de huir como tu amigo- Virgilio bajó con cautela del árbol, siempre era más difícil bajar que trepar, especialmente con el terror que sentía. -¿Cómo te llamas?-
-V... Virgilio.- contestó éste sin pensar.
-Bien, acompáñame Virgilio, hemos de tener una larga charla.- dijo la mujer tomándolo del brazo y conduciéndolo hacia la casa. Sólo entonces se percató Virgilio que aquella mujer debía ser la susodicha bruja.
En realidad no correspondía a lo que Virgilio se hubiera imaginado, era una mujer mayor, pero no vieja, y si se vistiera con algo más a la moda pasaría desapercibida en cualquier lugar.
La casa, por el contrario, reforzaba el estereotipo de bruja más en el interior de lo que lo hacía en el exterior. Toda superficie horizontal dentro de la casa estaba ocupada por objetos extraños o libros de apariencia vieja.